Desde mediados del siglo XX, los límites del desarrollo capitalista se han vuelto cada vez más visibles y la necesidad de pensar críticamente la sociedad que construimos se convierte en un imperativo social y político. Para nosotros la posibilidad de una sociedad alternativa no es una propuesta en abstracto, sino que está cocinándose entre nosotros, ahí en las propuestas de las organizaciones y movimientos sociales.